El Comité Papal para la Ciencia Histórica acaba de inaugurar, en el Palacio de Charlottenburg de Berlín, una exposición dedicada a la controvertida figura de Eugenio Pacelli, Pio XII. Nuncio apostólico en Baviera y ante el Tercer Reich, y Papa desde 1939 hasta 1958, Pío XII ha sido considerado por sus críticos como 'el Papa del silencio', alegando que no hizo nada significativo para prevenir ni protestar por el Holocausto. A Pío XII se le asocia también con la cobertura ofrecida a la huida a América Latina de criminales nazis como Adolf Eichmann y Josef Mengele en 1945.
PALABRAS CLAVE
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La exposición berlinesa 'Opus Justitiae Pax. Eugenio Pacelli', no menciona nada de eso, excepto para negarlo mediante una pormenorizada muestra de citas en las que se expresa un pesar general por desmanes cometidos durante la guerra por los nazis, sin que la palabra "judío", "masacre", "genocidio" o "Hitler" se mencione en ellos. También se exponen documentos papales y eclesiásticos que enfatizan diferentes ayudas a perseguidos, entre ellas la contribución eclesiástica a la salvación y refugio de los judíos de Roma.
En general, el tono de las declaraciones papales presentadas por la exposición como descargo del criticado "silencio" es algo vago. "Esta promesa solemne, la humanidad se la debe a los centenares de miles que han sido abandonados a la muerte o a la pobreza pese a su inocencia, por su simple pertenencia a un pueblo o por su origen", dijo en su alocución radiofónica navideña del 24 de diciembre de 1942. Medio año después, en un mensaje a los cardenales del 2 de junio de 1943, Pío XII expresa su, "profunda simpatía" hacia aquellos que, "son torturados y subyugados por causa de su nacionalidad o raza". Ninguna referencia a los responsables.
Todo ello contrasta con las enérgicas e inequívocas protestas diplomáticas y papales de 1949 contra la detención del primado de Hungría Joseph Mindszenty, acusado de espionaje por las autoridades comunistas de aquel país. El Primado de Hungría mereció una atención y protesta directa, que apenas se expresó en los casos de los innumerables mártires católicos del nazismo, entre ellos miles de religiosos asesinados en los campos de concentración y exterminio alemanes. Esa misma tenacidad se expresó en el combate de posguerra de Pío XII contra el Partido Comunista Italiano XII o contra la candidatura de un socialista a la alcaldía de Roma.
La exposición berlinesa, que fue mostrada previamente en Roma y seguirá en Munich, se organizó "por deseo del Papa", que anima la beatificación de Pacelli, señalan sus organizadores. El izquierdista 'Die Tageszeitung' ha dicho sobre ella que es, "un escándalo que muestra hasta qué punto triunfan los reaccionarios en el Vaticano". El diario denuncia que los archivos del Vaticano que aclararían muchas lagunas sobre la figura de Pio XII, estén cerrados hasta el año 2014. El Vaticano ha negado tajantemente esta afirmación, y sus portavoces han dicho que los historiadores han tenido pleno acceso al archivo. Curiosamente, una calle de Berlín lleva el nombre de Pío XII y a su muerte, el futuro Canciller socialdemócrata Willy Brandt, lo describió como, "uno de los Papas más significados de la Iglesia Romana".
Interrogado sobre la acusación de silencio papal durante la Segunda Guerra Mundial, el Presidente del Comité Papal de Ciencias Históricas, Walter Brandmüller, ha dicho que, "las posibilidades de un Papa son muy limitadas, pero las que (Pío XII) tuvo, las utilizó a fondo. Instó expresamente a las instituciones eclesiásticas, conventos y residencias de Roma para que abrieran sus puertas a los judíos perseguidos", dice. "Siempre se ha supuesto que actuaron por propia iniciativa, y seguramente lo habrían hecho de todas formas, pero hubo testigos irrefutables de que el Papa tenía un conocimiento expreso", afirma Brandmüller.
La inauguración de la exposición berlinesa ha coincidido con la tormenta que el Vaticano está afrontando estos días a causa de la decisión de revocar la excomunión de los obispos lefebvristas, entre ellos la del británico Richard Williamson, quien ha negado el Holocausto públicamente.
"El hecho de que sea un Papa alemán el autor de esta crisis entre los judíos y la Iglesia católica es particularmente doloroso, sorprendente y deplorable", ha dicho el vicepresidente del Consejo Central de los judíos de Alemania, Dieter Graumann. La prensa alemana ha sido muy crítica con Benedicto XVI. El 'Süddeutsche Zeitung' se ha preguntado en qué dirección quiere llevar el Papa a su Iglesia: "Los críticos veteranos de Ratzinger responden que el Papa es justamente un hombre fosilizado que está convirtiendo el Vaticano en una torre de marfil dogmática y está negando la apertura de la Iglesia al mundo".
En Europa, el conservador 'Neue Zürcher Zeitung' destaca, "que entre los cuatro obispos tradicionalistas se encuentre un desvergonzado negador del Holocausto, puede ser casualidad, o no, en vistas de la antigua propaganda antisemita dentro de la Iglesia Católica". Dirk Verhofstadt, autor de un libro sobre la actuación de Pío XII durante el Holocausto, señala en el belga 'De Morgen'; "al rehabilitar a Richard Williamson, el actual Papa envía dos señales.
En primer lugar, da a entender que los negadores del Holocausto y los antisemitas ocupan un lugar en lo alto de la Iglesia Católica. En segundo lugar, refuerza al hacerlo la autoridad de un obispo que pretende reescribir la Historia más de 60 años después de los brutales acontecimientos y deshumanizar de nuevo a los judíos".
En 'Le Monde' el catedrático de Historia y teólogo Matthieu Grimpret, dice, "por primera vez en mi vida, me avergüenzo de ser católico. No comprendo –y ésta es la razón misma de mi vergüenza– por qué se le abren los brazos a un hombre, Richard Williamson, cuyo antisemitismo y negación del Holocausto son de notoriedad pública".
En la revista de prensa europea de una institución alemana, sólo el diario polaco 'Polska' se muestra comprensivo: "la valerosa decisión de Benedicto XVI en dicha situación -dice- "era la única posibilidad de proteger a la Iglesia de un nuevo cisma".